Baby Days

BABY DAYS

Nunca pensé que tener un bebe significara tanto papeleo. —Bill suspiró y se secó la frente, dejando caer su lapicero sobre la superficie de la mesa de madera, mirando hacia abajo a todos los papeles que estaban esparcidos por todas partes—. No tengo idea qué estoy haciendo.

Te dije que yo solo me podría encargar. —Tom sonrió pacientemente dejando una mano en el hombro de Bill, sobando suavemente, enterneciéndose un poco como Bill se inclinaba ante el toque.

Los dos estaban sentados en la mesa de su cocina, revisando todo tipo de documentos. Ambos esperaban que hubiera algunos papeles que llenar, considerando que estaban haciendo una adopción  y ya sabían, antes de que fueran contactados, que la agencia querría saber sobre sus ingresos y si tenían registro de antecedentes penales, pero en realidad no esperaban que necesitaran información acerca de todo. Tenían que llenar papeles sobre sus impuestos, su presupuesto privado, cuándo y dónde habían ido a la universidad, y también tuvieron que escribir una carta en la que literalmente les rogaban que querían tener un bebé. Bueno, no exactamente eso; pero tuvieron que escribir sus mejores cualidades y presentarse a sí mismos de la mejor manera posible. Lo cual Bill pensó que era muy raro y, según él, se sentía como que estaban escribiendo una carta a Santa, pidiendo a un niño.

Era absurdo, pero harían cualquier cosa que estuviera en su poder para hacerlo funcionar. Incluso si eso significara construir el ensayo perfecto sobre sus habilidades como padres.

No, estamos haciendo esto juntos —Bill meneó su cabeza tercamente—. Somos los dos, los que queremos a este bebe y somos los dos, los que tendremos que lidiar con cada aspecto del proceso.

Lo que quieras. —Tom sonrió, meneando su cabeza.  No podía creer lo que estaba sucediendo, que estaban haciendo esto. De hecho, él no podía creer que todas esas personas que le dijeron que cuando creciera, cambiaría de parecer sobre tener una familia habían estado en lo cierto. No podía creer que de hecho los había dejado ganar.

Pero mientras miraba a su esposo, quién estaba actualmente trabajado en otra pila de papeles, vio cuan confundido miraba todos los documentos, pero también podía ver la alegría y la anticipación ocultos detrás de su mirada confusa y un poco frustrado, y sólo así, sólo admirando a su marido y su felicidad sutil, sabía que todo valía la pena.

Todo esto iba a valer la pena.

No puedo creer que estoy atrasado con mis impuestos. —De repente soltó Bill y soltó el pedazo de papel que había estado sosteniendo en su mano—. ¿Por qué se me olvidó? Siempre me aseguro de tener lista cualquier cosa que tenga. Esto no puede estar bien.

Bien. —Tom frunció el ceño y agarró el papel que Bill acababa de tirar lejos—. No hay razón para alarmarse, puedes hacer una llamada y arreglar esto. Probablemente sólo es un error.

Esto no está para nada bien. —Bill sacudió su cabeza, y empezó a morder una de sus uñas—. En serio, ¿crees que nos lo negarán por esto?

¿Crees que van a negarnos un niño porque estás atrasado dos meses en tus impuestos? —Preguntó Tom alzando sus cejas, esperando que Bill se diera cuenta que tan tonto se escuchaba.  Estaba seguro que si ellos le denegaban la adopción, sería por una razón mucho más terrible que esa.

Podría ser —dijo Bill, ahora casi llorando y Tom pudo sentir que lentamente estaba entrando en pánico, así que se levantó de su silla y se paró detrás de Bill y gentilmente lo abrazó, besando el lado de su cara.

No lo harán —respondió Tom, aunque en lo profundo, ni él mismo estaba completamente seguro, pero era su deber asegurarse que su esposo estuviera bien, lo cual significaba que él tendría que ser tan optimista como pudiera. Aunque a decir verdad, él había sido el que había iniciado todo esto, y aunque estaba más que feliz por todo, también una parte de él estaba aterrorizado.

¿Cómo no podrían estar aterrados? Este era un gran paso. Era la mayor decisión que habían tomado juntos. Esta era la decisión que cambiaría sus vidas para siempre. Y ellos estaban listos para esto, Tom estaba seguro de eso, pero había leído en internet que los nervios eran más que normales en situaciones como estas.

Pero Tom conocía a Bill y se conocía a sí mismo. También sabía que los dos no podían asustarse al mismo tiempo porque si lo hacían, no sería bueno, ambos terminarían aún más nerviosos de lo que estaban al principio. Ellos siempre se calmaban el uno al otro al final, pero no después que haber pasado por el infierno juntos. Era raro, pero así era como funcionaban.

Esto va a salir bien —le dijo Tom, abrazándolo fuerte, cerrando sus ojos, notando que él necesitaba esta cercanía, esta fuente de calma, tanto como Bill.

¿Lo crees?

Sí —confirmó Tom, sonriendo cuando Bill volteó su cabeza haciendo que sus labios se encontraran—, lo creo.

No importaba lo que pasara, estaría bien. Porque eran ellos.

Siempre funcionaba al final.

Y así de simple, regresaron a los aburridos documentos, los dos sonriendo y bromeando, imaginándose como sería su futuro.

&

¿Entonces nos van a entrevistar juntos o a cada uno solo? —preguntó un nervioso Tom, moviendo sus pies vigorosamente, de la forma que lo hacía cada vez que estaba ansioso.

Bill agarró su mano, apretando tan fuerte que dolía. Se miraron el uno al otro, sonrieron suavemente e instantáneamente se calmaron. No estaban solos en esto.

Tom se inclinó y le dio el beso más dulce a Bill, y sintió un aleteó en su corazón. No importaba lo que pasara, no importaba lo bien o mal que estuvieran las entrevistas, por lo menos estaban juntos, por lo menos estaban en esto juntos.

Ellos nos entrevistarán individualmente —dijo Bill después de un rato casi en un susurro, aun temblando un poco—. Y después, querrán hablar con los dos.

Demonios —Tom respiró fuertemente a través de sus fosas nasales. No le gustaba esto en absoluto. Estaba preparado para las entrevistas, para muchas en realidad, pero luego supo que sólo serían tres entrevistas, y hasta este punto, él pensó que todas serían con Bill. No fue hasta que llegaron a la oficina que la idea de que fueran entrevistados en forma separada se le ocurrió.

Tom, cálmate —Bill besó su frente, su nariz y luego sus labios—. Va a estar bien.

Tom realmente quería creerle -y ¿por qué no lo haría? No era el fin del mundo, sólo era… una entrevista… Sólo una entrevista que podía arruinar por ser torpe. Demonios.

Era como regresar a la escuela, donde Tom tendría que hacer una presentación oral y Bill estaba ahí para calmarlo.  Era como si nada hubiera cambiado después de todos estos años.

Sabes que no puedo hablar por mi cuenta  —se quejó, dejando caer su cabeza, haciendo reír a su esposo, masajeando suavemente su cuero cabelludo.

Por supuesto que puedes hablar por tu cuenta —dijo Bill en tono de burla—, eres socio de un bufete de abogados, por Dios Santo. Tu trabajo es hablar.

Sí, pero esas son cosas que conozco —protestó Tom, de repente sintiéndose claustrofóbico, como si no pudiera respirar—, no conozco nada de esto. ¿Qué me preguntarán? ¿Y si digo algo malo y la cago?

Bill tenía razón, el trabajo de Tom era hablar. Él era un excelente conversador, también un buen orador; era su trabajo, su medio de sustento. Pero aun así, cuando se trataba de cosas sociales, como hablar al dentista o explicar a su doctor dónde le dolía, o cualquier otra cosa que no funcionara, él era un principiante. Era absolutamente torpe y por eso necesitaba a Bill.  Quizá sonara raro, pero Tom de hecho, tenía que llevar a su esposo a sus citas médicas, de lo contrario, el doctor no tenía idea de qué le pasaba.

¿Qué podrías decir que fuera incorrecto? —Razonó Bill, haciendo todo lo posible para calmar a su esposo—. Probablemente sólo nos pregunten cosas normales como qué nos gusta, qué no nos gusta. No es nada para hacer dramas.

¿Cómo puedes estar tan tranquilo? —Le preguntó a su esposo asombrado.

Oh, cariño —Bill sonrió, besando la oreja de Tom dulcemente—, porque uno de los dos tiene que estarlo.

Dos horas más tarde, después de haber sido entrevistados por separado y luego juntos; la pareja quedó nerviosa, exhausta pero contenta de que todo saliera bien.

Todavía quedaban unas pocas cosas en este proceso, pero al igual que habían tomado este desafío, con gusto tomarían el siguiente.

&

¡Tom! —Bill gritó con todo lo que le daban sus pulmones—. ¡Tom!

¿Qué? —Tom gritó de vuelta y salió de la ducha, casi resbalándose en el proceso.

Tom nunca en la vida se había vestido y secado tan rápidamente.  Se sintió un poco mareado aún muy caliente por su ducha.  Sabía que era un riesgo salir corriendo de la ducha así, pero sonaba como que algo malo pasaba, como que debía llegar allí de inmediato.

¡Tom! —Bill continuó gritando y Tom de inmediato se preocupó. ¿Qué diablos estaba sucediendo?

Normalmente no le importaba que Bill gritara. Pero aún, bajo circunstancias normales, nunca gritó tan fuerte y tan agudo, sonando como si estuviera en pánico.

Corrió escaleras abajo, casi tropezando con sus propios pies.  En la cocina, se encontró con su esposo, quién estaba sosteniendo su teléfono contra el pecho, sus ojos abiertos y su pecho agitado.

¿Qué pasa? —El corazón de Tom dio uno o dos vuelcos y se acercó a su esposo, quién le tendió la mano y Tom la tomó de inmediato, sintiendo como Bill la apretaba instantáneamente.

Tom tragó, ¿qué diablos estaba pasando? ¿Quién estaba en el teléfono?

Bill trató de susurrarle algo y apuntó al teléfono frenéticamente, pero Tom estaba tan angustiado y tan nervioso después de escuchar a Bill gritar como si le doliera algo, que no podía entender lo que le estaba tratando de decir.

Bill sacudió su cabeza, mirándolo molesto, enojado, frustrado y emocionado al mismo tiempo.

Es de la agencia —dijo en un susurro—. Tienen noticias, pero quería que las escucharas conmigo, sean buenas o malas.

De repente, Tom sintió que su corazón se hundía hasta los pies. Mierda. Este podría ser el momento.

Tenían noticias. Eran o buenas o malas. Lo que sea que fuera, era importante, quizá una que cambiaría sus vidas. Tom apretó fuerte la mano de Bill, más fuerte que nunca, y sus ojos se encontraron, y casi automáticamente, los dos asintieron y Bill puso el teléfono en altavoz.

Los dos estamos aquí —anunció con voz temblorosa.

Bien. —La mujer, su agente, dijo en un tono alegre.

Bueno, eso era una buena señal, ¿verdad? Que ella se escuchara contenta.

O talvez ella era una de esas personas a las que les encanta aplastar los sueños de la gente.

No, Tom pensó para sí mismo y sacudió la cabeza.  Tenían que lograrlo juntos. No había escuchado las noticias aún, así que no podría saber el resultado.

Entonces, después de considerar sus documentos, sus entrevista y la inspección de su hogar —ella comenzó y Tom comenzó a temblar como un loco, estaba seguro que iba a desmayarse; realmente quería que ella fuera directo al punto—. Hemos decidido que ustedes dos, son adecuados para cuidar de un niño. Así que, felicitaciones a los dos. Están aceptados.

Ante la noticia, Bill soltó el teléfono y Tom lo agarró antes que cayera al suelo.

¡¿Qué?! —Los dos gritaron al teléfono, mirándose con los ojos muy abiertos, sin poderlo creer.

Felicitaciones, en unas pocas semanas serán padres —dijo la mujer nuevamente, esta vez sonriendo.

¡Gracias! —Bill gritó en el teléfono tan fuerte que de hecho dolió un poco a los oídos de Tom, pero no podía importarle menos. Todo estaba bien. ¡Todo estaba jodidamente perfecto!

¡Muchas gracias! —Gritó cuando finalmente se dio cuenta que no había dicho nada aún.

Después de unos minutos y muchos agradecimientos y de hacer los arreglos sobre el momento de recoger al bebé, colgaron, los dos temblando con anticipación y felicidad.

Bill fue el primero en lanzar sus brazos alrededor del cuello de Tom, salpicando besos en su rostro mientras gritaba muchas palabras de felicidad.

¡Lo logramos!

¡Está sucediendo!

¡Oh, Dios mío!

Los dos estaban gritando y saltando alrededor de la cocina como dos niños que acababan de conseguir su juguete favorito, sólo que este era mejor, más grande.

No puedo creerlo —dijo Bill con unas pocas lágrimas cayendo por su rostro—. Tenemos un bebé.

Tenemos un bebé —repitió Tom y suavemente secó las lágrimas de Bill, antes de limpiar las suyas.

&

No puedo creer que tu mamá nos trajera todas estas cosas. —Bill soltó unas risitas, pero seguía luciendo muy complacido—. Me refiero a, sabía que traería algunas cosas para el bebé, pero no tenía idea que iba a comprar…

Todo. —Tom rió, con una sonrisa tan amplia que sus mejillas empezaron a doler—. Lo sé. Yo realmente no esperaba que nos hicieran un baby-shower, pero fue lindo.

Sí —Bill estuvo de acuerdo y miró a la carretera delante de él, con una expresión soñadora en el rostro.

Acababan de escapar de una fiesta muy agradable, una fiesta en honor a ellos y su pequeño bebé, al que iban en camino de conocer.

Sus familias, que también se habían emocionado mucho al saber la noticia, les habían hecho un gran baby-shower, con regalos, oh, con muchos regalos. Ahora Bill y Tom estaban preparados para cualquier cosa, incluso para recibir más. Había sido muy bonito, y ambos se sintieron muy tocados. Significaba mucho para ellos saber que sus familias estaban ahí para apoyarlos y también se habían ofrecido para cuidar al bebé si alguna vez lo necesitaban.

El día siguiente de hablar con la Agencia de Adopción, recibieron otra llamada telefónica, recibiendo más información sobre el bebé, que sería una nenita, y que tenía ocho meses de edad, y que la habían dejado en un hogar de adopción, cuando su mamá se dio cuenta de que era muy joven para tener un bebé y mucho menos para criar uno. Ambos estuvieron muy felices de saber que era una nenita pequeñita. Estaban muy emocionados por conocerla, por cuidarla y, simplemente, por ser sus padres. Todo el papeleo estaba firmado y ya estaban listos.

Lo único que todavía no habían arreglado era cómo llamarla. Habían comprado muchos libros, hasta buscaron en google, pero aun así, no habían descubierto el nombre que querían. Incluso el agente les había dado algunas fotos de la niña, pero ninguno de los nombres que habían escogido era… apropiado para su pequeñita.

¿Estás emocionado? —Preguntó Bill, casi saltando en su asiento y Tom, probablemente, habría hecho lo mismo, pero él era quien manejaba.

¡Sí! —Respondió Tom, sin duda alguna.

¿Estás nervioso?

Diablos, sí. —Tom soltó una risita—. Muy nervioso. He sido un atado de nervios desde que comenzamos este asunto, pero sé que estamos haciendo lo correcto. Y también te tengo a ti. No puedo pensar en otra persona para tener una familia más que contigo.

Y eso era cierto, Tom a menudo se preguntaba a sí mismo si alguna vez habría querido iniciar una familia si hubiera terminado con otra persona. Y rápidamente descubrió que no, que no lo haría. Porque, después de todo, Bill había sido quien cambió su opinión sobre la vida, sobre el matrimonio, sobre vivir y también sobre los hijos. No podía imaginar a una persona con la que pasar el resto de su vida y tener una familia, más que con Bill.

Bill puso su mano sobre la de Tom—. Sabes que siento lo mismo, Tom. Esto es lo que siempre he querido contigo.

Una vez que llegaron al edificio donde iban a conocer a su pequeña hijita, ambos dieron un respiro profundo —o tal vez dos— para calmarse, antes de entrar.

Tomados de la mano, caminaron hacia adentro, después de haber estacionado el auto, listos para iniciar su nueva vida.

Hola —dijo su agente, Melanie, al minuto que entraron. Ella tenía una enorme sonrisa en la cara y pronto, Bill y Tom, también estaban sonriendo.

Ella está lista para ustedes, chicos —anunció, una vez que notó la expresión ansiosa de sus rostros—. Miranda, la mujer que ha cuidado de ella en el hogar adoptivo, la está cambiando.

Oh, mierda —soltó Bill—, olvidé nuestro bolso de la bebé en el auto.

Está bien —lo calmó Melanie—, probablemente no se queden aquí por mucho tiempo.

Mientras esperaban a que Miranda terminara de cambiar a su bebita, ambos sentían que pasaban siglos. Se quedaron allí parados, tomados de la mano, simplemente esperando… era una tortura toda esa espera. Habían esperado tanto, este proceso había tomado meses y, finalmente, ella estaba ahí, en el mismo edificio que ellos, ni siquiera muy lejos, así que era casi insoportable. Ya querían abrazar a su hijita.

El corazón de Tom se detuvo cuando la puerta del baño se abrió y sintió que su esposo daba un paso más cerca de él. Puso un brazo en la pequeña espalda de Bill y cuando Melanie salió hacia ellos, con la pequeña niñita en sus brazos, pareció que todo se movía en cámara lenta, como si ella caminara más lento.

Hola —Melanie arrulló a la pequeña bebita en sus brazos—. Bill, Tom, conozcan a su pequeña hijita —dijo y, cuidadosamente, la extendió hacia al frente. Por un minuto, Bill y Tom tuvieron una discusión en silencio sobre quién debería ser el primero en cargarla y decidieron que lo harían juntos.

Con nervios, Bill estiró sus manos a su pequeñita, asegurándose de tener cuidado con su cabecita y Tom, se quedó de pie detrás de Bill abrazando a ambos, a su esposo y a su hija.

Oh, ella es tan hermosa. —Bill sorbió, mientras lágrimas bajaban por sus mejillas, pero no le importó en lo más mínimo—. Hola, pequeñita —la arrulló y acarició su pequeña y suave mejilla.

Ella los miró hacia arriba, con sus grandes ojos cafés y era la personita más hermosa que Tom hubiera visto nunca. El día en que se enamoró de Bill, pensó que era todo, que nunca sentiría ese amor infinito por otro ser humano, como lo hacía con Bill. Pero estaba terriblemente equivocado. La había mirado, a su pequeña hijita, sólo un par de minutos y su corazón ya estaba bullendo de alegría y un amor desgarrador por ella.

Ella es tan adorable —se encontró diciendo—. Realmente perfecta.

Nuestra hija perfecta —dijeron al mismo tiempo. Bill giró la cabeza, y Tom le dio un beso suave.

Luce como una… —Tom ladeó la cabeza, tomando una mejor vista de su hermoso y magnífico angelito—, Jamie.

Jamie —dijo Bill asombrado y la miró hacia abajo—. ¿Eres una Jamie, cierto?

Él acarició su pequeño puño con la mano y chilló de alegría cuando su pequeña manito, sujetó su dedo índice realmente fuerte.

Bien, eso lo deja claro —susurró Bill y besó su frentecita—. Su nombre es Jamie.

Después de hablar un poco más con Melanie y Miranda y arrullar al pequeño y hermoso milagro en sus brazos, estaban listos para llevarla a su nuevo hogar.

Mientras manejaban a casa, con Tom en el asiento del conductor y Bill en el asiento de atrás junto a su hijita, quien estaba perfectamente ubicada en su sillita del auto, estaban listos para iniciar una nueva vida —como una familia.

&

Dos meses más tarde.

¡Tom! —Gritó Bill desde el baño—. ¡Es hora del baño de Jamie!

Ya voy. —Tom soltó una risita y cargó a su hijita, dirigiéndose hacia el baño.

¿Estás lista para un baño? —Preguntó con un tono juguetón, ella lazó babas como respuesta y Tom la besó en la mejilla. Ella era tan adorable que quería comérsela.

¿Quién está lista para su baño? —Chilló Bill el minuto que entraron al cuarto de baño.

Jamie chilló fuerte a sus dos papás, logrando hacerlos reír de todo corazón ante lo mona que era.

Habían pasado dos meses desde que fueron bendecidos con su pequeño milagro y había sido toda una aventura.

Jamie era una niña bulliciosa. Ella chillaba, se reía y balbuceaba —fuerte. Y en las noches, cuando no podía dormir, se aseguraba que sus padres también estuvieran despiertos. Y, aunque los dejaba a ambos faltos de sueño, no lamentaban su decisión ni por un minuto.

Ella era lo mejor que les había pasado en la vida. Y cada día que pasaban con ella era ciertamente un desafío, pero también era un gran regalo.

Te amo —dijo Bill y se inclinó a besar a Tom, depositando gentilmente a Jamie al agua, mientras la sostenía con firmeza, queriendo que ella se acostumbrara al agua.

Yo también te amo. —Tom sonrió, devolviendo el beso, que rápidamente fue interrumpido por Jamie, quien pateaba con sus pequeños piecitos, salpicando agua sobre ellos.

También te amamos —Bill la arrulló, acariciando su cabecita—, te amamos mucho, mucho.

Sí, te amamos —concordó Tom. Y lo decía con el alma y con el corazón.

Los dos continuaron mirándola con ojitos de cachorrito y ella soltó un chillido muy sonoro, siguiendo salpicando agua sobre ellos.

Pero a ellos no les podía importar menos, porque estaban demasiado felices.

Y, mientras la feliz pareja se miraba entre sí y también a su hija, supieron que su futuro estaba recién comenzando.

Y que lo enfrentarían juntos, ellos tres.

&    Fin parte 2   &

Aaww, ¿verdad que es una ternurita? Están invitados a leer muy pronto la tercera parte de esta serie, pero la condición es que no se vayan sin comentar, tienen que darle gracias a la autora por escribir esto tan bello. Besos y disfruten de su día.

Encuentra la tercera parteaquí

MizukyChan: Administradora del sitio. También escritora y traductora del fandom.

1 Comment

  1. Muero de amor… Realmente ha sido su pequeño milagro para ambos, tener a su bebita.
    Gracias, precioso capítulo. 😍

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